domingo, enero 05, 2014

EXPERIENCIA


Cuando una experiencia -una reunión de amigos, unas vacaciones, que tus hijos crezcan y se vayan de casa- llega a su fin, mueres un poco. 
La «forma» que esa experiencia tenía en tu conciencia se disuelve. Esto suele producir un sentimiento de vacío que muchas personas prefieren no sentir, no afrontar.
Si puedes aprender a aceptar, e incluso a dar la bienvenida a los finales de tu vida, tal vez descubras que el sentimiento de vacío, que inicialmente te pareció incómodo, se convierte en una sensación de espacio interno que es profundamente apacible.


Aprendiendo a morir diariamente de este modo, te abres a la Vida.

1 comentario:

Rafael Humberto Lizarazo Goyeneche dijo...

Así es, Alicia, es mejor irnos preparando y aprendiendo diariamente, el futuro es incierto.

Abrazos.