domingo, septiembre 27, 2009

TU RIQUEZA





Un mendigo había estado sentado a la orilla de un camino durante más de 30 años. Un día pasó por allí un extraño. "¿Tienes algunas monedas?", murmuró el mendigo, estirando mecánicamente el brazo con su vieja gorra. "No tengo nada que darte", respondió el extraño. Y luego preguntó, "¿Qué es eso sobre lo que estás sentado?". "Nada", replicó el mendigo, "sólo una caja vieja. He estado sentado sobre ella desde que tengo memoria". "¿Alguna vez has mirado en su interior?", preguntó el extraño. "No", respondió el mendigo, "¿Para qué? No hay nada adentro". "Echa una ojeada", insistió el extraño. El mendigo logró entreabrir la tapa. Para su asombro, incredulidad y euforia, descubrió que la caja estaba llena de oro.

Hoy, yo soy ese extraño que no tiene nada para darte y que te dice que mires en tu interior. No dentro de alguna caja -como en la parábola- sino en un lugar aún más cercano: dentro de ti mismo.
"Pero no soy un mendigo", te puedo oír decir.

Aquellos que no han descubierto su verdadera riqueza -la brillante joya del Ser y la profunda e inalterable paz que se encuentra en ese lugar-, son mendigos, aún cuando tengan gran riqueza material.. Buscan externamente desechos de placer o plenitud -para la validación, la seguridad o el amor-, mientras en su interior tienen un tesoro que no sólo incluye todas esas cosas, sino que es infinitamente más grande que cualquier cosa que el mundo pueda ofrecer.

- Eckhart Tolle -

Descubrir tu riqueza requiere de un esfuerzo.

Tú crees que es muy facíl???...sí lo es!!

Cómo te preparas cuando sabes que existe un tesoro y se quieres ir tras él?...Aquí tendrás que ser tu propio estratega. Crearla, buscar el equipo necesario, como tambien es indispensable la ayuda de alguien con esperticia que te oriente, porque por mas que tengas el mapa, si no sabes cómo ni tienes la experiencia difícil será llegar a él. Aquí es exactamente igual... descubrir tu camino interior es una cosa, llegar al tesoro requiere de algo mas...

HOY ES UN BUEN DÍA PARA VIVIR Y TAMBIEN PARA MORIR


Imagen: http://www.artelista.com/obra/7041818566761247-mendigo.html

domingo, septiembre 06, 2009

DALAI LAMA - ACERCA DE LA MUERTE




De los cien años de vida, la primera parte se reduce a la infancia, y la última, a la ancianidad que, a menudo, es como la vida animal, se basa en la alimentación y en el sueño. Entre una y otra etapa, hay unos sesenta o setenta años que pueden emplearse con un propósito.

Como decía Buda:
La mitad de la vida es sueño. Diez son los años pasados en la infancia. Veinte años se pierden en la vejez. De los veinte años restantes, la tristeza, las lamentaciones, el dolor y la angustia eliminan mucho tiempo, y cientos de enfermedades físicas destruyen otra buena parte.

Para que nuestra vida tenga un sentido, es crucial aceptar que la ancianidad y la muerte forman parte de nuestra existencia. Sentir que la muerte es algo ajeno a nosotros sólo genera más codicia y más problemas e, incluso, en ocasiones, más perjuicios deliberados contra otros.
Cuando miramos cómo grandes personajes –emperadores, monarcas y demás- construyeron enormes moradas y murallas, vemos que, en lo profundo de sus mentes, acechaba la idea de que iban a vivir para siempre. Para muchas personas, este autoengaño comporta el sufrimiento y numerosos problemas.

Incluso para aquellos que no creen en las vidas futuras, la contemplación de la realidad es productiva, útil, científica. El hecho de que las personas, las mentes y todos los demás fenómenos causados cambien a cada momento, abre la posibilidad de alcanzar un desarrollo positivo. Si las circunstancias no cambiasen, siempre retendrían la naturaleza del sufrimiento. Cuando seas consciente de que las cosas cambian, aunque estés atravesando un momento muy difícil, hallarás consuelo al saber que la situación no será así eternamente. Por eso, no puede decirse que exista un motivo para sentirse frustrado.


“Obra buscando lo mejor, espera lo mejor, y toma lo que venga... Si con la muerte termina todo, será la mejor manera de encontrarnos con ella”.
- Stephen Fitzjames -