domingo, febrero 07, 2010

APRENDER A VIVIR Y A MORIR





Todos sabemos desde la más tierna infancia que moriremos. Sin embargo no sabemos lo que es morir, porque aunque los demás también mueren, lo que nos preocupa de verdad es la propia muerte. La muerte de los demás, sobre todo la de aquellas personas más próximas, a las que amamos, son como preparativos para mi propia muerte. Sin embargo, son preparativos irreales, pues entran dentro de lo que imagino, supongo, pero que el único saber que aportan es el reconocimiento de la pérdida de lo insustituible, de lo irreparable.

Hasta hace pocos años esa preparación era seguramente mucho más eficaz -como otras cosas, por cierto- pues estábamos más familiarizados con ella, se vivía más de cerca, ya que la enfermedad, preludio muchas veces de la muerte, y la muerte misma, se producían en casa. Hoy nuestros enfermos y moribundos son recluidos en hospitales, muchas veces no para paliar sus sufrimientos o ayudarles a morir, sino porque no somos capaces de afrontar nuestra propia muerte anticipada en ellos y les sumimos a ellos y a nosotros en una deshumanización del único acontecimiento que sabemos inevitable.
La muerte la vemos siempre como espectadores.

Tomar conciencia plena de la muerte -en la medida en que esto sea posible- implicaría no verla como espectadores, como algo sólo posible, sino como algo cierto y real, lo único cierto.
Por lo tanto, aprendiendo a vivir hoy, plenamente y en conciencia, mi muerte será el próximo paso de transformación!

Para algunos esto puede conducir a la desesperación, ante la imposibilidad de conservar la propia vida. (Curiosamente lo contrario si nos es posible).
Pero la desesperación es lo menos operativo que nos puede suceder pues nos conduce a descuidar la propia vida e irla matando más rápidamente aún.
Una forma de vencer la muerte es vivir consciente y plenamente la vida, pues aunque con la muerte termine todo -o no- lo que no podrá borrar es lo ya vivido, lo que estamos viviendo. Y eso depende, en gran medida, de nuestra voluntad y no de nuestra condición mortal.
Tal vez la mejor forma de prepararnos para morir sea VIVIR. La muerte se llevará la vida, pero no lo vivido."

“Obra buscando lo mejor, espera lo mejor, y toma lo que venga... Si con la muerte termina todo, será la mejor manera de encontrarnos con ella”.

Stephen Fitzjames.