sábado, septiembre 29, 2012

EL ARTE DE ESCUCHAR

Cómo ayudar al paciente y a su familia, de manera que se sintieran mejor ellos mismos y llegaran a ser los auténticos protagonistas en una fase de enfermedad?

  
No toda ayuda alcanza su fin. Hay muchos profesionales que no escuchan o tal vez no sepan escuchar. Por eso, mientras parece que escuchan lo que la otra persona les cuenta, no lo hacen. Toman con toda atención la información que el otro les facilita, pero no para ponerse en su lugar, comprender al otro y sentir en la propia carne sus sentimientos, angustias y preocupaciones, tal y como esa persona los experimenta.

Con la información que obtienen comienzan a articular sus propias teorías y dan su consejo: “tú lo que tienes que hacer es...”
Sin embargo no han sentido, ni experimentado, ni compartido ninguno de los sufrimientos ajenos.
 
Escuchar es embeberse en la intimidad del otro dejando fuera, por un momento, la propia.

Escuchar
es poner el acento en el otro y no en el propio yo.

Escuchar no es pensar lo que en esa ocasión parece más conveniente decir.

Para escuchar no hay que decir nada. A la escucha le sobra con su propio esfuerzo.

Escuchar exige que nuestro yo se ponga entre paréntesis, porque lo único que en verdad importa -en esos momentos - es lo que el otro dice, cómo lo dice y qué experimenta cuando lo cuenta: si se siente comprendido y descansa o no.

Escuchar es olvidarse de uno mismo y tratar de ser, por un  momento, el otro con todas sus circunstancias, sin que ni éstas ni aquellas sean juzgadas.

Escuchar es acoger lo que el otro dice, hacerlo nuestro, interiorizarlo, para desde allí hacerse cargo de lo que al otro le pasa y poder así ayudarle mejor. Esto se llama compasión. 

Ayudar a la autoestima de estas personas exige en primer lugar que los escuchemos.


5 comentarios:

Alimontero dijo...


El Arte de Escuchar es un don divino.
El silencio acoge al enfermo; una mirada silente le abre las puertas de su corazón.
Esto se acrecienta cuando el enfermo queda aislado. Se asusta, no ve a los suyos, y lo que es peor, se les priva de visitas...
Me recuerdo lo que decía Elizabeth Kubler-Ross, médico que se dedicó a cuidar a los enfermos terminales,
cuando más nos necesitan son aislados, es cuando su conciencia pide claridad, se les respete en su dignidad y se les diga lo que realmente están pasando.
Es cierto que a veces existen personas que están muy aferradas a la vida y no desean saber de la muerte y menos que se les hable de ello. A esas personas solamente se les escucha, es lo que desean.

Un abrazo y gracias!

Ali

Tatiana Aguilera dijo...

Escuchar, doblemente escuchar, y desde esa gran verdad comprendemos, que nuestro cuerpo ya lo sabía, porque tenemos dos órganos que cumplen con el mandato divino.
Escuchar el verbo que estalla en los labios pero; también el lenguaje de los gestos, de las miradas, de los guiños, que también son un idioma que se debe y tiene que escuchar.
Besitos Ali querida.

Mabel Domínguez dijo...

Escuchar es lo que debemos hacer con aquel que nos necesita.
Desgraciadamente la paciencia es lo que no vemos.
Ellos nos necesitan, quieren amparo.
Es triste...

J.Eugenia Mares dijo...

Excelente y emotivo texto, tienes toda la razón en cuanto a saber escuchar a los enfermos y en general a las persona que sienten la necesidad de ser escuchadas.
hay momentos en los que simplemente les tomas de las manos y en silencio te miran enviando en sus miradas mucho de lo que desearían decir y ser escuchados...y en esos existe una comunión de almas que se entienden.

Anónimo dijo...

. COMO DESARROLLAR INTELIGENCIA ESPIRITUAL
EN LA CONDUCCION DIARIA

Cada señalización luminosa es un acto de conciencia

Ejemplo:

Ceder el paso a un peatón.

Ceder el paso a un vehículo en su incorporación.

Poner un intermitente

Cada vez que cedes el paso a un peatón

o persona en la conducción estas haciendo un acto de conciencia.


Imagina los que te pierdes en cada trayecto del día.


Trabaja tu inteligencia para desarrollar conciencia.


Atentamente:
Joaquin Gorreta 55 años