
La asimilación de la propia muerte.
Es importante saber que la asimilación psíquica de la propia muerte normalmente pasa por cinco fases.
Estas son las etapas de negación, cólera, discusión, depresión y aceptación.
Estas fases las descubrió Elizabeth Kûbler-Ross al tratar con los enfermos moribundos, y son las etapas que es conveniente tú las sepas, ya sea para que las comprendas y puedas ayudar a otros, como para ti mismo.
Ahora me abocaré a la primera de ellas, LA NEGACION.
Esta primera fase la persona intenta alejar de sí el saber que padece una enfermedad que lo llevará a la muerte. Está convencido, por ejemplo, que las imágenes que se han obtenido de él por resonancias o por rayos X se han intercambiado por una equivocación, que el médico se ha confundido o que “con toda seguridad no puede tocarle a él” y así, el paciente buscará otras explicaciones que lo distraigan de “esa” aseveración. La negación de una verdad que resulta desconcertante tiene para el ser humano una importante función protectora. Deberíamos respetarla a toda costa. Esa actitud de “no querer admitir” puede ser especialmente fuerte, especialmente cuando el acto de comunicar la gravedad de la enfermedad se realiza de una manera directa y con escasa sensibilidad o empatía. Es característico de esta fase el cambio rápido de actitud que va desde la negación hasta el conocimiento repentinamente realista de la propia situación personal.No sería raro ver a un enfermo de edad mediana, ya claramente marcado por una enfermedad cancerosa progresiva, pensando en la compra de un coche nuevo. Incluso puede haber reunido prospectos y, para asombro de su esposa, y seres queridos, hasta haber telefoneado desde la clínica en la que está ingresado a varios concesionarios para rematar la compra del coche. Alguno, apenas ha colgado el auricular, ha hundido la cara en la almohada y ha dicho con voz ahogada: “Qué lástima que ya no podré conducir mi coche...”
Para saber afrontar la negación del moribundo de “tener que morir” hay que saber que este rechazo no puede disolverse "desde fuera". En esta fase hay que tener y mostrar una firme disposición para conversar abiertamente con el enfermo acerca de la realidad y de la muerte.
Por esta razón, como te explicaba en un posteo anterior , es necesario que tú también te prepares para esta especial misión, porque para muchas personas esta apertura al diálogo con la persona enferma resulta muy difícil, porque, en primer lugar, puede que tú mismo niegues la realidad de la muerte, y con esta actitud lo que se consigue, de manera inconsciente, es reforzar el rechazo del moribundo hacia su propia situación y hacia la muerte. Tal rechazo contribuye a rechazar sus propios miedos.
Reconciliemos Vida y Muerte, ambas son parte nuestra!
(-José Manuel Molina Ruiz y David Subirons Vallellano-SOBRE LA MUERTE- texto extraído y adaptado a mi blog)